En las reuniones de Un Curso de Milagros a las que he asistido por años, muchas veces me tenían que recordar que es necesario recurrir permanentemente a un Poder Superior, que está siempre a nuestro alcance y a nuestra disposición. En el lenguaje de Un Curso de Milagros ese Poder es el Espíritu Santo, que está en cada uno de nosotros. Lógicamente podemos llamarlo de otra manera, de acuerdo a nuestras propias creencias.
Poner en Sus manos los conflictos que no sabemos resolver, las emociones negativas de las que no podemos liberarnos, o cualquier otro problema que nos aflija y para el cual no encontramos solución, muchas veces es lo único que se requiere de nosotros para poder superarlos.
Para que se resuelvan, sólo es necesaria esa señal de buena voluntad de nuestra parte: la sincera decisión de «entregarlos». Y es así de simple precisamente porque la existencia de esos problemas o conflictos no es real, sino que depende de nuestra percepción, es decir, de nuestra propia interpretación de la realidad.

Más que de los conflictos en sí, nos vamos desprendiendo de los viejos pensamientos y creencias con los que los construimos…
Axel Piskulic
La ilustración es de Nicoletta Ceccoli
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